lunes, 26 de enero de 2015

REENCUENTROS, CUENTOS Y HADAS

     Se nos va volando enero y este finde comenzamos con el segundo mes del año, segundo mes de buenos propósitos y de un tiempo ya flagelándonos con lo que no hemos empezado y lo que nos gustaría empezar, con lo que deberíamos de haber dejado y con lo que no sabemos que nos va a pasar, con rellenos de fechas de conciertos y con los muchos más que vendrán , con esas amistades que se alejan con sus cuentos y con esas que siempre SIEMPRE y en mayúsculas sabes que siempre tendrás, te acompañarán en tu corto o laaaaaargo viaje y en tu respirar , en tu lamentos , tormentas o sollozos ....... en tu risas,  alegrías y maravillas , en esa montaña rusa que no sabes cuándo baja o sube o se para o falla la electricidad o si es que iba a pilas o ya va con carga total solar .

     Hoy sólo me apetecía decir que estoy FELIZ , que SOY FELIZ , que hago lo que me da la gana , que vivo gracias a mi arte o al que os vendo que tengo , que en una ocasión un amigo argentino me dijo que era la española más argentina que había conocido ..... jajajaja que me hace FELIZ hacer feliz a l@s que me rodean , a los que vivís junto a mi tanto en mi vida 2.0 cómo en la real .

     Sed FELICES , aprovechad cada segundo de este cuento de hadas y que si no os gusta que cambiéis de marioneta porque de momento  SÓLO SE VIVE UNA VEZ (cantando la canción de Azúcar Moreno ) ;)

     Vamos a por este Febrero con muchísimas más ganas , vamos a comérnoslo entero!!!!






     Sed Felices hasta durmiendo!!!


judith mateo

P.D.: escuchando nueva adquisición "Futurelight" , gracias a uno de esos reencuentros de amig@s . 


6 comentarios:

  1. Pues voy a ser breve pues mi tiempo apremia, dada la hora que es.
    ¿Te has planteado componer letras? Me ha encantado tu introducción.
    Si tú eres feliz, los que te queremos también lo somos y por favor no utilices la palabra vender, con tu permiso me quedo con la palabra compartir y alimentar, así recibo tu arte. Un arte que esta antes, dentro y detrás del violín. Sus cuerdas a través de los ojos lo manifiestan.
    En Argentina dicen que todos somos gallegos, Galicia, los Celtas...bufff voy encontrando muchas similitudes.
    Hasta durmiendo un servidor es feliz, será porque la noche también transporta notas, notas musicales.
    Un beso

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  2. Si eres FELIZ como una PERDIZ......
    Que puedo decirrrrr...
    Yo para ser feliz, no quiero un camión!
    No hace falta mucho para ser feliz!
    Y tu lo tienes todoooo!
    Tres cosas hay en la vidaaaaaaa....
    Salud, amor y dinerooo?????
    Musica, amigos y ....
    Febrero que te quieroooo!
    Un beso para los 2 Judith y Alfredo!
    ♥♥♥♥

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    1. juas juas juas !!!
      Mola la de música, amigoes y febrero!!!
      Otra que escribe letras !!!!
      besooooooo!!!!!

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  3. Lo he publicadoooooooooo!
    Yujuuuuuu!

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  4. Querida Judith, durante mucho tiempo me pregunté si la felicidad era un vuelo vertiginoso o una pluma que cae tan ligera que nunca parece llegar al suelo, pero la verdad es que la felicidad no está ni allí ni allá, sino aquí, más cerquita del corazón.
    Como no podía ser de otra manera, me ha venido a la memoria Helen More. Helen era una muchachita que quedó viuda con apenas 19 años y que poco tiempo después desembocó en La Gran Manzana de Nueva York frecuentando los clubes de jazz de la época. Su fama de buena cocinera hizo que su casa de la Calle 53 fuese un refugio para músicos hambrientos, desnutridos y amantes del buen paladar.
    Pero el destino, que viene a ser como aquello en lo que no crees hasta que por casualidad se cruza en tu camino, hizo que el que se cruzara fuera un joven muchacho negro que deambulaba sin abrigo y al que acogió en su hogar ayudándole a recuperar la pelliza que había empeñado para consumir su dosis de “azúcar marrón” y, cómo no, su trompeta, la misma con la que había deleitado en las giras con Dizzy Gillespie y Art Blakey.
    Lo cierto es que Helen y Lee unieron sus vidas y ella consiguió poner orden en aquel genial trompetista durante varios años, los más fructíferos, hasta que el polvo blanco y otra mujer joven se cruzaron en sus vidas.
    Pero ese mismo maldito destino que los unió quiso que una noche, mientras Lee actuaba en el Slugs’, Helen cansada de sus devaneos se acercó al local y tras una fuerte discusión en aquel mismo escenario acabó con su vida de un disparo.

    … Para Jan un cadáver era el amigo que más barato te podías encontrar en esta vida. El día que apareció por el garito de jazz la primera vez apenas nadie se fijó en él, su aspecto de sueco desteñido hacía que pasara más inadvertido que otra cosa, pero en el escenario, cuando se colocaba su sombrero, se quitaba la americana, subía las mangas de su camisa y soplaba por la embocadura de la trompeta hasta las nubes del humo del tabaco se disipaban. Su devoción por The Sidewinder de Lee Morgan a veces rozaba lo obsesivo, pero nadie podía reprocharle un gusto tan exquisito. Sus fraseos imitando al genial Lee se quedaban pegados al techo del local durante días y tenía que venir algún otro buen instrumentista para que cayeran al suelo marchitos. Era de esos músicos que hacían que te sintieras bien al escucharlo, incluso aunque tu mujer te dijera en pleno concierto que al día siguiente vendría su madre a comer a casa.
    Por aquellos días en el local actuaba los miércoles una cantante. El primer día que Nina se subió al escenario nos dejó a todos con la boca abierta, su registro era tan impresionante que podía cantar un tema de Sarah Vaughan entre las raíces más graves y en el siguiente trepar a las ramas más agudas como si fuese la mismísima Rachelle Ferrell.
    Nina en realidad se llamaba Benigna, había nacido una noche de Reyes, y su padre, delincuente entre semana y fugitivo los demás días, como buen camello que era y amante de saltar de los trenes en marcha desapareció al día siguiente. Su madre desde entonces receló de los hombres y de los caracoles, cualquier bicho con cuernos le recordaba demasiado sus tiempos infelices. Cuando Nina decidió venir a la ciudad su madre le dijo, “mi niña, ya sabes que siempre me ha parecido injusto desconfiar de algunos hombres, por eso prefiero no fiarme de ninguno”. Y Nina recogió el consejo y lo guardó junto a una muñeca rosa que se trajo y que colocó en la cabecera de la cama de su apartamento.
    Durante varias noches Jan y Nina coincidieron y entablaron conversación, poco a poco sus sillas se fueron acercando según pasaban los días. Una de las noches, mientras Chet Baker interpretaba Almost blue sus manos se juntaron y sus dedos empezaron a tejer nidos, y cuando un par de canciones después Lee Morgan dibujaba en el ambiente las notas de Somewhere Jan rebasó la distancia de seguridad y la máxima velocidad permitida en un instante para acercarse a su boca…
    El destino, querido Lee Morgan, el destino querida Judith.

    https://www.youtube.com/watch?v=nJXxaxAZJcY


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